PLANICIES, BASAMENTOS Y PLATAFORMAS EN LAS ANTIGUAS CIVILIZACIONES MESOAMERICAS
- Mareliss López Dávila
- Dec 19, 2024
- 2 min read
Las civilizaciones mesoamericanas, como Teotihuacan, Tikal y Tenochtitlán se destacan por su cultura, arte y sofisticación de su urbanismo. Estos pueblos levantaron ciudades monumentales sobre sistemas complejos de planicies, basamentos y plataformas que no solo respondían a necesidades funcionales, sino que también reflejaban su visión del cosmos, la política y la religión. El análisis de estos elementos arquitectónicos revela cómo estas civilizaciones se organizaban y planificaban sus ciudades, adaptándose a su entorno y estableciendo un orden que perduró siglos.
Teotihuacan, considerada la primera gran metrópolis de América, muestra la importancia de las plataformas en su diseño urbano. La ciudad estaba organizada alrededor de una serie de grandes avenidas y monumentos construidos sobre enormes basamentos. Estos basamentos servían para establecer las imponentes pirámides y templos e igualmente organizaban el espacio y creaban un orden visual y simbólico. Este reflejaba la jerarquía social y la conexión con lo divino. El hecho de que las principales estructuras de la ciudad estuvieran alineadas astronómicamente, especialmente en relación con el sol y las estrellas, subraya la importancia de la espiritualidad en el diseño de Teotihuacan.
De la misma manera, Tikal, uno de los centros más poderosos de la civilización maya, empleó plataformas y basamentos para sus monumentales pirámides, como el Templo I y II. Estos enormes templos, que funcionaban como centros religiosos y políticos, no solo servían como puntos de referencia visual en la ciudad, sino también como lugares de rituales y ceremonias. La influencia de Teotihuacan en Tikal, especialmente a partir del 378 d.C., es evidente en la arquitectura y el arte de la ciudad. La adopción de nuevos estilos arquitectónicos y la construcción de plataformas elevadas reflejan la interacción y el intercambio cultural entre estas dos grandes civilizaciones mesoamericanas.
En el caso de Tenochtitlán, la capital del imperio azteca, las plataformas y basamentos adquirieron una función aún más compleja, al estar construidas sobre un lago. Los mexicas crearon un sistema hidráulico avanzado que incluía canales, acequias y un albarradón de 16 kilómetros para contener el agua salada y asegurar el suministro de agua dulce. Este sistema permitió la expansión de la ciudad en un entorno lacustre, creando plataformas flotantes llamadas chinampas, que eran utilizadas para la agricultura. Las chinampas, construidas sobre estacas clavadas en el fondo del lago, transformaron el paisaje acuático en un espacio cultivable, lo que permitió a la ciudad crecer tanto en extensión como en población. Además, el Templo Mayor, ubicado en el Recinto Sagrado de Tenochtitlán, se erigió sobre una plataforma monumental que sirvió no solo para sustentar la estructura, sino también para reflejar la cosmovisión azteca, donde el centro del universo se encontraba en el corazón de la ciudad.
El uso de planicies, plataformas y basamentos en las antiguas ciudades mesoamericanas era un logro técnico y arquitectónico, al igual que un reflejo de las creencias y valores de estas civilizaciones. A través de estos elementos, Teotihuacan, Tikal y Tenochtitlán no solo crearon metrópolis impresionantes desde el punto de vista visual y funcional, sino que también construyeron ciudades que representaban el orden cósmico, la jerarquía social y la relación con lo divino. Estos complejos sistemas arquitectónicos siguen siendo un testimonio del ingenio y la espiritualidad de las culturas mesoamericanas.

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